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Nuestro Libre Albedrío

Como hemos cambiado...

By... SupperBobby

No, esto no forma parte de otra reflexión política de las que tanto abunda últimamente en todos los medios y foros de este país. Sino que es una reflexión más cercana y literal.

Esta mañana, paseando por mi facultad, esperando a que parte de mis amigos salieran de una de las clases a las que yo ya había asistido, me puse a mirar a mí alrededor y a observar el ambiente que me rodeaba. En esos momentos entraban por la puerta un grupo de alumnos de primer curso y me quedé idiotizado mirándolos. No había nada en ellos que llamara especialmente la atención. O quizá sí. Todos iban bien vestidos, charlando, bromeando. Un aura de energía los rodeaba (demasiado lírico, pero es una forma de expresarlo). Y, de repente, me dije, ¿tanto pueden cambiar las actitudes entre generaciones? No nos llevamos más que un año, dos a lo sumo. Y me parecen tan diferentes en su forma de pensar. ¿Puede esto ser posible? Por un lado hay algo que prima, vienen más experimentados pero menos ‘madurados’. Esta expresión puede resultar extraña pero se refiere a que saben muchas cosas sobre la ‘vida’, las experimentaron más pronto pero, en cambio, las asimilan de forma menos adulta de lo que se podría esperar. Comentando algo similar con una amiga hace un par de días, descubrí que describíamos esa generación de una forma donde abundaban los clichés típicos de una película americana. Increíble pero cierto.

Además hay algo mucho más preocupante y es la forma en que, aquel que no encaja dentro de los mismos clichés, no encaja en ningún lado. Y eso es triste. Al menos yo me libré de esta generación porque dado que no encajo en ninguno de esos ‘clichés’ lo hubiera llevado crudo de tocarme en suerte nacer un año después. Por eso doy gracias a tener los amigos que tengo con los cuales puedo desarrollar esta reflexión.

Cuando llegó la hora de reunirme con esa ‘mi generación’ dio la casualidad de que, al volverme, me encontré de frente con el reflejo del cristal de una ventana. Y, allí, me miraba un chico recién levantado y duchado, con barba de varios días, abrigado hasta los dientes, con unos auriculares en los oídos… y los últimos 10 años de mi existencia pasaron delante de mis ojos. Todo lo que había recorrido para llegar a aquel punto y me dije «la próxima vez espera más tiempo antes de tomarte un café después de la aspirina».

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